Search results
a) El valor absoluto de la persona. Es muy notoria la marginación que sufre la persona humana en la filosofía moderna, especialmente cuando ésta logra su máxima expresión con la figura de Hegel.
La presente Encíclica, fruto de la colaboración del Episcopado de todos los Países del mundo, quiere ser pues una confirmación precisa y firme del valor de la vida humana y de su carácter inviolable, y, al mismo tiempo, una acuciante llamada a todos y a cada uno, en nombre de Dios: ¡respeta, defiende, ama y sirve a la vida, a toda vida ...
1. ¿Qué diferencia hay entre “valor” y “precio”? ¿Qué importancia tiene esa diferencia en el caso de la persona humana y por qué?. 2. COMENTARIO: LA DIGNIDAD IRREPETIBLE DE LA PERSONA HUMANA
Podemos ver por qué el tema de la dignidad de la persona humana es uno de los elementos fundamentales en las reflexiones del Concilio. Sin duda, es un elemento ecuménico, un elemento común a todos los hombres genuinamente de buena voluntad. Sin comprender este elemento, no se puede hablar de un progreso real.
Para comprender el significado del término “persona humana” es útil trazar unas líneas de referencia sobre la evolución y la reflexión filosófica del concepto. En esta sede delimitaremos la investigación al significado filosó-fico, distinto del psicológico (personalidad) y del jurídico (sujeto de derecho).
De hecho, la vida humana forma parte de la persona humana, par ticipa de su ser y de su dignidad; esta realidad constituye la condición filosófico-antropológica del deber de respetar la vida humana.
La dignidad designa un objetivo y un valor intrínsecos. No es algo que se limite a satisfacer de manera subjetiva y nos deje con nuestras elecciones arbitrarias, como cuando a una persona le gusta el chocolate suizo o el queso parmesano y otra aborrece esos sabores. La dignidad humana no es así.